Rabadán, fíjese bien como me trasladaré de una parte a otra tratando de entender el sistema que me tocó. Un estado de consecuencias que han hecho, mientras (¿mentiras?) creo en el lenguaje exacto, involucrarme con los masajes de los mensajes, ¿se fijó? Siendo así mi vida está, todos los días, inundada de entre-tensiones que me van llevando de un lado para otro y me mantienen impertérrito en el mismo lugar que espero conservar fijado –la verdad es que mientras avancemos la cosa es dinámica para delante y estática hacia atrás-.
Otro si, su usía.
Luego me percato que existen seres que han comandado la vida de un pueblo y ni siquiera se expresan y/o escriben de la forma en que todos lo hacen. Mantienen un léxico escrito que esta abultado en su extensión y así quieren determinar las simplezas de una existencia –extremada-mente preciso-. Dictadura de la prole ¿quién acuño tal figura política? Entonces, ¿como ha de ser posible que la normalidad que uno seres perciban, es a la vez una compleja red de circunstancias que solo unos cuantos logran observar?
La historia la escriben los vencedores y unos profesionales tienen en su código no comentar las sentencias. Unos observarán que otros podrán satisfacerse con sus dichos, ya que tuvieron y mantienen atesorada la victoria. Sin embargo, llegó el tiempo en donde un hecho consumado tendrá que se leído unas mil veces, antes de sentenciar su real veracidad consumada ¿discutiremos alguna vez que el tiempo no es el clima?.
Uno están real-mente fijados como el señor “detemer” y el señor“boyante” –la intervención de éste último no puede caer, ahora, en inconsecuencias para con sus dichos Rabadán-. Además tienen tribuna y son dejados extenderse para ampliar sus grandilocuencias léxicas; no obstante, vienen más sucesos que los dejarán impávidos ante sus seculares y consecuentes convicciones.
Saludos al León y Edu, unos plebeyos cualquiera que pueden digitalizar sus palabras.
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