Don Patricio Bocaz:
Es para mí un agrado dirigirme hacia usted y precisarle, en éste medio, que yo le debo el posicionamiento personal al progreso contenido en el Gobierno Militar –nótese que fue una dictadura, pero no es mi afán ensalzar esa faceta-.
Dentro de muchas reflexiones, en dónde me está acompañando Emmanuel Kant, considero que hubo en la región una astuta argucia para provocarnos una rigidez institucional y un descalabro en el desarrollo. Hoy, se hace muy patente los interminables mecanismos con los que se sedujeron a las cúpulas de Latinoamérica, dejando en el lado postrero al tropel.
En estos instantes, yo conformo ese gentío por mi propia mano y deseo. En estas condiciones he podido observar cuanto daño se le hace a un conglomerado que tiene el potencial; no obstante, no tienen siquiera en su pensamiento a Locke o Hume. Entonces, imagínese en las desesperaciones a las cuales está sometida gran parte de la fuerza laboral nacional, desconocedora de toda una gama ilustrada que anticipó a la fundación de nuestra patria.
Yo creo que necesitamos de infinitas formas de expresión y tribunas amplias. Crear sendo espacios para contener las reflexiones de una sociedad que ya no logra entender de qué está hecha y cuales son sus atributos, es obligación de un Estado; el cual acepta la presión de los que logramos ver que nos dirigimos hacia un despeñadero, auspiciado por una Politosfera enloquecida. Imprimiendo nuestra visiones en un medio increíble para la gran mayoría.
Fijate.
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