Entre tanta película y Megatrones.
No hay que ser científico, excelso, para entender el poder que tiene el Vaticano y su máximo dirigente. Esa organización que ha venido caminando desde el siglo 4° y ha dominado cuantos golpes le han tratado de asestar. En toda la gama del 7° arte, han procurado entregarnos la visión de una superestructura que entendió al mundo y de él se ha servido para mantenerse a través del tiempo y la historia.
Hoy, está uno de los más penetrantes equipos televisivos, a nivel planetario, entregando sus últimas imágenes tele-visadas, por lo menos acá en Chile. Quizás sean los detractores de la Iglesia Católica, lo que auspician tal fenómeno, pero más fuerte que todo es el voraz mercado avanzado, el cual no trepida en destruir para que se eleven nuevos conceptos y de esos colgar todas las articulaciones que esperan obtener nuevas demandas.
Debería, entonces, caber la posibilidad que la Super-Estructura que nos domina en el ámbito más contundente de nuestra trascendencia, llamarnos a contemplar el fenómeno; no atacar y mantener la posición -diría yo-. Claro está que si nuestra Iglesia no camina tan rápido como lo están haciendo sus detractores, lo más probable es que quedemos, muy pronto, como piezas de un museo divino histórico.
La trepanación a los mercados ya está en todos lados y esa no tiene por qué responderle a sistemas que tienden a caer en obsolescencia. Si nuestra Iglesia observa como levantan nuevos focos que denuncian la, supuestamente, conducta del Papa y sus más cercanos, no será hora que tomen en serio el llamamiento del hijo de Dios.
Obviamente, también les debería caer la teja a los de la Obra de Dios y repensar el modelo que tiene de éste pequeño, pero futurista país.
Fijate.cl
PD: Observó bien plebe-yo 2° al blogero Leiva; se las trae el posteador.
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