Viajaba yo hacia Lo Vásquez y en mi cabeza susurraba Fijate. Pasé el túnel Lo Prado y en el inscribí fijate.cl. Bajé a oscuras, entre miles de ciclistas que descendían más raudos que yo. Cuando ya estaba con una baja velocidad y mi soberbia contagió mi demanda, fui impulsado hacia el suelo y azoté la cabeza contra el pavimento. El casco se rompió y mi rostro desfigurado quedó, comprendiendo que cuando viene uno a esta vida, un ser supremo te indica como es la cuestión.
Yo también recibí el castigo de mi progenitor. Fueron tantos los golpes que esa debió ser su misión. Hoy, uno no puede reaccionar así con sus hijos, porque lo que uno recibió fue obra del ajustador.
Capici
fijate.cl
miércoles, julio 25, 2007
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