Don Carlos Peña G:
Por razones de seguridad le escribo a bordo del nuevo Submarino SS. O’Higgins a 600 brasas de profundidad.
Grígori Efímovich o Yefímovich Novikh Rasputín, conocido como El Monje Loco; Pokróvskoie, Rusia, 1872 - San Petersburgo, 1916, tiene la culpa de todo lo que pasa en Chile.
Reencarnado como Ricardo I es el guía espiritual de la Gran Zarina quien aconseja muy mal al Zar Belisario, extraño personaje también reencarnado pero sin gran interés de gobernar tratando de gozar terrenalmente sus cuantiosas riquezas de vidas y guerras pasadas.
Rasputín predicaba que sólo pecando podía haber arrepentimiento, conocer a dios y su infinita misericordia. Lleno de lujuria y envidia el pueblo observa desde muy lejos las fiestas y chacoteos a todo cachete enseñados y predicados por este santo hombre.
“Muchos son los llamados pocos los escogidos al festín”, uno de sus seguidores, el apóstol Fernando le traicionó y vendió a sus enemigo; el mismo que participó en sus lúdicas orgías pecadoras y a última hora se retiró escandalizado porque ya había obtenido lo que fue a buscar, entendió la técnica chacotera y obvio que algo más se trae entre manos. Quizás otra pecera, donde pueda meter su nariz a voluntad o usarla como florero con la debida asepsia cambiándole aguita de vez en cuando.
Rasputín vive entre nosotros, se le considera un místico y se le atribuye el poder de curar enfermedades y predecir el futuro.
¡ Peca fuerte y arrepiéntete fuerte!
Las puertas de averno no prevalecerán en contra tuya,
tus jueces serán castigados con fuego divino.
P.S: quemar el carné de identidad dentro de la pecera es inútil.
Uff, casi chocamos con el Choro Soria.
Posteado por:
Leonardo Godoy Echeverría (Noviembre 27, 2006 11:00 PM)
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