Don Max:
He leído su columna, luego de observar que nadie le postea. Pensé yo que, a lo mejor, la instalación del discurso estaba demasiado elevado y nuestras reflexiones no cabrían en tan alta alocución; no obstante, observé que la situación no era tal como me la imaginé –confieso un pequeño recelo y prevaricación, sin razón-, y el titular me dio la razón.
Una vez, mi compañero de labores me indicó una máxima que todavía llevo muy latente: “No me gusta el titular, porque se adueña de la situación”. De ahí, entonces, que no dejo de observar los titulares y su capacidad de arenga.
No se puede decir nada de los titulares del señor Detemer; en ellos usted encontrará nitroglicerina a caudales y valla que si resulta para que los latentes exacerbados, pasen de un estado Beta a uno Alfa.
En los titulares del señor Rabadán está consignada una metafórica interpelación a lo que sucede. Su posición no está en discusión, pero su capacidad de viajar de un extremo a otro en su propio contexto deja a los que le quieren decir algo con una cuota alta de reacción.
Pero con el Gurú no se puede más. El eximio amo del tiovivo doméstico no hace más que manipularnos en nuestras propias desidias y anormalidades. Estamos claros que todo lo que observamos es un circo y que a un cierto nivel los que están hablándonos, saben que la cosa tiene un matiz, el cual es mejor no di-vulgar.
En todo caso, ¿no es muy elocuente lo que sucede? Si la derecha de éste país auspicia y potencia un descalabro institucional, esta vez si que no se salva de su suerte ¿usted que cree?
Nadie sabe para quien trabaja.
Fijate
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ओब्विअमेंते यो
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