Mi estimada Selena:
Creo yo que nadie está más capacitado para condenar, a miles, a una suerte del ignominioso calibre que usted ha indicado, como el Sempiterno Mercado. Esa bestia que avanza sin contemplación por el devenir de las humanidades que se forjan en éste plantea. Siendo su foco, farol y centella, en nuestros tiempos, el Coloso del norte.
Imagínese nuestra sociedad tratando de avanzar y ese avance reclama sacrificios. Olvídese de la cuántica y mire lo macro. Realice una reflexión y póngase a pensar cuanto es lo que tiene que hacer Chile para no quedar postrado en el concierto mundial. Sin lugar a dudas que nadie (diestro o zurdo) quiere que ésta nación comparta clasificación con un país, fundado en base a la libertad, como Liberia.
Quizás, ésta sea la forma de acelerar a la gente nuestra. Sometiéndola a una gran travesía de interconexión. Pero que le puedo decir yo, si observo que la verdad estática es uno de los bastiones, más contundentes, para socavar lo que se ha mentado.
Todos tenemos derechos y quisiéramos conservarlos por toda nuestra, efímera, vida –larga por cierto, en millones de casos-. Pero si pensáramos con una mentalidad oriental, esa que usted ha evidenciado, tendríamos que dejar muy de lado nuestras exigencias y velar por las que se les aproximan a nuestros descendientes.
Yo trato de hacer reflexiones en pro de todos –sin olvidar a mi querido hijo Nirr- y más aún de los que no pueden siquiera imaginar al CABEM.
Fijate
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