lunes, febrero 19, 2007

Unos posteos en los blog Reportajes

Jajajajajajajajaja.

Mi estimado, esto de andar entre los dichos del Gurú me cae en mucha gracia.

Este Transkansantiago que parió usted, mi bien ponderado, nos va a joder un buen tiempo (una joda para Tinelli) y los que están en los altozanos, observando desde sus palcos –como cual senador, patricio o tribuno de la antigua Roma- verán con admiración la abnegación del plebeyo por “transladarse” hacia sus obligaciones e imposiciones.

Yo estoy en mis días, semanas, meses y años de asueto. Creo que, en un tiempo más, la vorágine me va a alcanzar, así es que estoy haciendo un curso con Vanhelsing. Debo tener estacas, balas de plata, agua bendita, un corvo, metralleta y haberle prendido una velita a cada santo, ya que entre el Gobierno y el libre Mercado, no terminarán nunca de aparecer las escenas del terror colectivo. Obviamente, sazonadas por nuestros autónomos MCM.

SLDS para mi buen Amigo y para el Gurú.

PD: Don Leo. ¿No cree usted que deberíamos pedirle un poco del elixir que está tomando don Joe? En una de esas llegamos con el mismo calibre de visiones.


Mi amigo El César:

Cesar Antonio es uno de esos chicos que provienen de los maristas. Su hermano, amigo mío también, terminó en el Alonso de Ercilla, pero mi amigo César lo expulsaron cuando estaba en 8° básico.

Caminó el tiempo y entre el Instituto Zambrano y el Instituto Tabancura, mi bien ponderado amigo terminó su colegiatura. Recuerdo que unos amigos y yo, nos desplazábamos por el Gran Santiago, en búsqueda de nuestro camarada (carretes, copetes y salvadas varias) y, en otras oportunidades, trabajamos por sus logros liceanos.

Hace poco, mi buen amigo me prestó su regio vehículo, por una semana. Al ser un acto de amistad, yo le extendí el billete más largo y el me lo mantuvo retenido hasta la devolución de su fiera verde –así, cariñosamente, llamado su vehículo-.

El César se corresponde, como en los mejores tiempos de la antigua Roma, a sus ideales de República y Estado; control de las masas y difusión mediática; además de saludarme siempre con un cariñoso amigo mío e invitarme a entrara sus casa.

Por lo menos pienso que: él me dejaría entregar sendas alocuciones en el Senado de su época, siendo yo un plebeyo.

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