La insinuación es una forma de encubrir cibernéticamente.
Mi cuna es una gracia del Creador y de ella extraigo lo mejor de ésta heredad. Entre valles cargados de energía y hortalizas, las cuales en un tiempo estuvieron vedadas por el cólera -¿recuerdan?- surgí yo.
El avance de las sociedades es muy peculiar y ella tiene que ser cubierta con un manto que recubra lo torcido de todo lo que realmente sucede. Haciendo del comportamiento sanguinario y avasallante una característica muy propia de nuestra sociedad, pero bien amaestrada y solapada en los léxicos y acciones del bien común, patrio y/o organizacional.
Quien más que yo puede estar orgulloso de pertenecer a una casta, por mil robotes obviamente, que fabrica armas de guerra. Las superpotencias, de las cuales nosotros nos arrodillamos para decirles cuanto los amamos, construyen y compiten en el área.
Hago memoria y recuerdo cuando la Fidae se realizaba en Gran Avenida. En una de esas oportunidades, observo el prototipo de un helicóptero. Mi padre me indica que es de Cardoen y yo, con mi niñez, nos elevamos con esa maqueta que parecía de otro tiempo. Hoy, ya no sé si es así todo lo que se decía y veía; no obstante, si El Imperio estuvo o está a la caza de éste hombre yo lo defiendo, aunque haya construido la bomba racimo, la cual sirve para matar tropas terrestres (seres humanos), pero es una obra de la ingeniería nacional.
Entonces, si están los Cardoen quienes han observado como deben mutar para prevalecer, no es menos decoroso que lo hagan otros menos afortunados y más pecaminosos, ya que por el solo hecho de insinuar un cambio uno debe reconocer que se están cubriendo los pasos de forma autómata y no por ello dolosa.
Fijate
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